El enfrentamiento de la media generación: PS4 Pro vs. Xbox One S

Potencia y rendimiento

A mitad del ciclo de vida de la octava generación de consolas, Sony y Microsoft lanzaron versiones mejoradas de sus plataformas: la PlayStation 4 Pro (PS4 Pro) y la Xbox One S.

Aunque ambas consolas prometían una experiencia de juego superior, lo hacían con filosofías y capacidades técnicas muy distintas. La PS4 Pro se enfocó en el rendimiento gráfico, buscando la resolución 4K y mejoras visuales, mientras que la Xbox One S se centró en la estética, el tamaño y las funcionalidades multimedia.

Aunque la diferencia de potencia era significativa, la elección entre una y otra dependía de lo que el jugador valoraba más: ¿el poder gráfico o las características de entretenimiento doméstico? Esta comparativa completa te ayudará a entender las ventajas y desventajas de cada consola, y por qué cada una se ganó un lugar en el corazón de los jugadores.

Potencia y rendimiento: La batalla por la resolución 4K

La diferencia más crucial entre la PS4 Pro y la Xbox One S reside en su brutal potencia y en el increíble rendimiento en que respecta a juegos.

PlayStation 4 Pro

Esta consola fue diseñada específicamente para ofrecer una experiencia de juego mejorada. Su GPU (unidad de procesamiento gráfico) era considerablemente más potente que la de la PS4 original, alcanzando los 4.2 teraflops. Este aumento de potencia le permitía a la consola ejecutar juegos en resoluciones cercanas a 4K, utilizando una técnica conocida como checkerboard rendering o reescalado dinámico.

Aunque no se trataba de un 4K nativo en la mayoría de los títulos, la mejora visual era evidente, con mayor nitidez y detalles más finos en los gráficos. Además, la PS4 Pro ofrecía opciones para mejorar el rendimiento de los juegos, permitiendo tasas de fotogramas más estables o un aumento en la calidad visual, dependiendo de cómo los desarrolladores optimizaran sus títulos. Para los jugadores que querían la mejor experiencia visual en la generación de PS4 sin dar el salto a la nueva generación, la PS4 Pro era la opción más evidente.

Xbox One S

Por su parte, Microsoft no buscaba un aumento de potencia significativo para los juegos. Con una GPU de 1.4 teraflops, su rendimiento era muy similar al de la Xbox One original. En la mayoría de los juegos, la consola se limitaba a ofrecer la misma experiencia visual de 1080p, aunque con soporte para HDR (Alto Rango Dinámico), lo que mejoraba el contraste y la viveza de los colores.

Sin embargo, su principal atractivo no estaba en el rendimiento de los juegos, sino en sus capacidades multimedia. La Xbox One S tenía una salida de video en 4K, pero esta resolución se utilizaba principalmente para reproducir películas y series en discos Blu-ray Ultra HD 4K y a través de servicios de streaming. Para los juegos, la consola realizaba un simple reescalado de la imagen a 4K, lo que no ofrecía una mejora tan dramática como el checkerboard rendering de la PS4 Pro.

Diseño y funciones multimedia: El centro de entretenimiento del hogar

entretenimiento del hogar

Más allá de la potencia, la PS4 Pro y la Xbox One S se diferenciaban por completo en su diseño y sus funcionalidades adicionales.

PlayStation 4 Pro

Era una consola más voluminosa que el modelo Slim. Su diseño de "sándwich de tres capas" en color negro era funcional, pero carecía de la elegancia minimalista de la Xbox One S. Aunque la PS4 Pro ofrecía la salida de video en 4K para juegos y streaming, sorprendentemente no incluía un lector de Blu-ray Ultra HD 4K, un punto que muchos consideraron un error estratégico por parte de Sony, que ofrecía una consola que solo era compatible con discos Blu-ray de resolución estándar.

En cuanto a conectividad, la PS4 Pro ofrecía una salida óptica de audio, mientras que la Xbox One S tenía una salida de infrarrojos que le permitía funcionar como un control remoto universal.

La Xbox One S

Representó una gran mejora en diseño respecto a la Xbox One original. Microsoft la hizo un 40% más pequeña, con un diseño elegante en color blanco y, lo más importante, integró la fuente de alimentación en el chasis de la consola, eliminando el "ladrillo" externo. Esto no solo hizo que la consola fuera más fácil de instalar y de ubicar en un mueble, sino que también la consolidó como un dispositivo moderno y bien diseñado.

Además, la Xbox One S fue un centro de entretenimiento del hogar muy completo, gracias a su lector de Blu-ray Ultra HD 4K, una característica que incluso la PS4 Pro no tenía. Esto la convirtió en una opción atractiva para los consumidores que buscaban una consola para jugar y un reproductor de películas en 4K.

El legado y la biblioteca de juegos: ¿La gran decisión?

Finalmente, la elección entre una consola y otra a menudo se reduce a los gustos personales y se relaciona con la biblioteca de juegos propios de cada compañía.

PlayStation 4

Sony en general, y la PS4 Pro en particular, se destaca por su impresionante catálogo de exclusivos, que recibieron aclamación de la crítica y se convirtieron en éxitos de ventas. Títulos como God of War, Marvel's Spider-Man, Uncharted 4 y Horizon Zero Dawn fueron aclamados por su narrativa, sus gráficos y su jugabilidad. La PS4 Pro ofrecía mejoras visuales y de rendimiento en estos títulos, lo que la convertía en la mejor plataforma para disfrutar de las exclusivas de Sony.

Xbox One S

También tenía una sólida biblioteca de juegos, con exclusivas de la talla de Forza Horizon 3, Halo 5 y Gears of War 4. Sin embargo, la estrategia de Microsoft se centró en la compatibilidad con PC y la introducción de Xbox Game Pass, un servicio de suscripción que ofrecía acceso a un vasto catálogo de juegos. Aunque la Xbox One S era una excelente plataforma para disfrutar de los títulos de Microsoft y de los juegos third-party, la percepción general era que la PS4 tenía una ventaja en la calidad y la cantidad de sus exclusivas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir